EXCEPCIONES. La norma general dice que la entrada a una rotonda debe hacerse siempre desde el carril derecho cuando esté libre y sea posible.
Pero cuando el carril derecho está congestionado, hay una excepción a dicha norma: la entrada desde el carril izquierdo, directamente al interior de la glorieta, está permitida con el fin de facilitar el acceso. Y además se permite la circulación por el carril interior hasta las ultimas salidas.
Por su parte, la norma de salida también tiene su excepción. Normalmente, siempre se abandona una rotonda por el carril derecho, tomándolo con suficiente antelación para evitar peligrosas trayectorias cruzadas entre vehículos. Solamente estará permitido abandonar desde un carril interior cuando una señal –una flecha en el suelo, por ejemplo– lo indique. “Todos vemos normal salir de una autopista desde el carril más próximo a la salida. Pero con las glorietas a veces cuesta entender la importancia de esta sencilla regla para la seguridad. Un ligero ‘toque’ en el vértice posterior de un vehículo en movimiento puede hacerle volcar con graves consecuencias para sus ocupantes”, explica el Área de Formación de Conductores de la DGT.
Señal de prioridad. En las glorietas no existe la norma de prioridad a la derecha, como ocurre en el resto de las intersecciones lineales: en una rotonda, los vehículos que entran deben respetar la prioridad de los que ya están dentro y cederles el paso. Pero cuidado, porque en las glorietas de gran tamaño puede haber señales verticales o semáforos, que obliguen a detenerse a los vehículos dentro para dar paso a los que acceden y hacer más fluida la circulación.
Y otras dos situaciones complicadas a tener en cuenta. Primero, ojo con los ciclistas en grupo: gozan de prioridad de paso como si fueran un solo vehículo cuando el primero ya haya entrado en la glorieta. Y, segundo, cuidado con los vehículos de grandes dimensiones: pueden obstaculizar la visión y ocupar varios carriles para maniobrar en la entrada o en la salida de la glorieta.